El día de ayer señalaba en twitter que, como cada semana, habían hechos positivos y otros negativos, que comentar. Y como no todo es color de rosa, trataremos en este artículo, un hecho negativo, en particular, los cadáveres encontrados en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.
La semana pasada, nuevamente en la zona del municipio de San Fernando, fueron encontrados los restos de más de 60 personas. Al día de hoy, esa cantidad se ha incrementado a 88, ya que se han descubierto más cadáveres en otras fosas clandestinas. No hay que olvidar, que en agosto del año pasado, fueron encontrados 72 cuerpos de personas centro y sudamericanas, situación que causo indignación y repudio internacional.
¿Qué le está pasando a nuestra sociedad? Estas atrocidades humanas, no tienen, hasta este momento, una explicación del móvil que motivó, o motiva, a que un grupo de personas prive de la vida a otro grupo de personas. Sea el móvil que sea, nos encontramos ante hechos que escapan, de una de las razones fundamentales del porque el ser humano vive en sociedad, la seguridad. Esta inseguridad, en los últimos años, ha escalado niveles de crueldad y vileza, nunca antes vistos. Estoy de acuerdo con que, a través del tiempo, han existido personas que salen del estándar de conducta criminal, respecto del nivel de violencia que ejecutan en sus víctimas, la criminología nos podrá explicar más ampliamente la personalidad criminal, los modos, formas, cómos y porqués, de determinadas conductas. Sin embargo, actualmente pareciera que esos estándares, se están haciendo cada vez más la regla y no la excepción.
Si de manera simple, decimos que el derecho se crea como instrumento de convivencia entre los individuos que conforman una sociedad, y que este derecho tiene, entre sus características, un mecanismo de coercibilidad, entonces, los individuos, deberían sentirse obligados a cumplir con lo establecido en la norma, ya sea por cuestiones de moral, de ética o ya de plano por miedo a recibir el castigo que el Estado le impondría por transgredir esa normatividad. ¿Si la moral, la ética o las normas jurídicas no consiguen que un individuo no cometa un delito, esta coercibilidad que señalamos tiene sentido? No, pero no es la norma la que está mal, o dicho de otra manera, no es el derecho el que falla, si no la aplicación del mismo por parte del Estado. El Estado debe plantear los mecanismos necesarios para que la norma se cumpla y si no es así, asegurar que la persona que comete un delito, reciba el castigo que la misma indica.
Sin embargo, por otro lado, nos encontramos con que el individuo que comete un crimen, no solo no tiene miedo al posible castigo que recibiría, sino que, al contrario, sabe que, generalmente, y ahí están las estadísticas, es muy poca o nula la posibilidad de que reciba dicho castigo. Desafortunadamente, este sentir, ha ido permeando las esferas criminales en el país. Los criminales se creen intocables, y muchas veces así es, debido a la protección de las autoridades.
Aunado a lo anterior, debemos considerar, reconsiderar, nuestros sentimientos de sorpresa. ¿Es que ya no nos sorprendemos, ni nos indignamos, ni protestamos, con algunas cuantas muertes? ¿Cuántas muertes son necesarias para ponerle un hasta aquí? No deberíamos dejar que esto sucediera, al rato, seguirán apareciendo más y más cuerpos, y no nos interesara demasiado, de cualquier manera San Fernando, está todavía muy lejos. Es muy triste ver, como pueblos son abandonados por sus habitantes, porque la violencia es pan de cada día. Como sociedad y tal vez pida actualmente algo muy difícil de concretar, debemos estar, siempre al pendiente de que situaciones como esta no se presenten, presionar al Estado para que primero, garantice la seguridad que ya hace mucho hemos venido perdiendo, es decir prevención, y que, además, ejecute correctamente la investigación, detención, proceso y pena, de las personas que dañen con sus actividades la paz social. Una verdadera política criminal como tal, con estudios de causa y efecto, con mecanismos de ejecución bien establecidos, con fundamento legal bien definido.
Dicen que cada sociedad tiene el gobierno que se merece, y tal vez así sea, porque no nos quejamos, ni protestamos, al contrario, le solapamos la comisión de diversos tipos de delitos al Estado, o más bien, a las personas que trabajan para nosotros en el Estado. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que merezcamos ver todos los días, seres humanos encontrados muertos en fosas clandestinas, en las calles de nuestras ciudades, eso va más allá de cualquier clase de ideología política o partidista. No es normal. No estoy de acuerdo en que cada vez más familias, pierdan a sus miembros, padres a sus hijos, hijos a sus padres. ¿O es acaso que solo yo, tengo este sentimiento de indignación? Si es así, déjenmelo saber.
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