miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dialogando con Protágoras

Mientras lo vientos tracianos, entran por la ventana, trayendo consigo la brisa del mar, inundada de aromas conocidos y desconocidos de Mileto, de Éfeso, de Pergamo, de Atenas, que recuerdan momentos de dicha y felicidad, pero también de tristezas, el fuego de la pira encendida comienza a apagarse, por lo que coloco dos maderos mas para mantenerlo y continuar con nuestra oînos kaì alétheia.[1]

Protágoras: En verdad que te ocupas de mantener el fuego, debo entender que quieres continuar con nuestra discusión.
Alejandro: Así es, estimado Protagoras, pero no solo es por eso ¿no dices que sin el fuego robado por Prometeo a los Dioses, los hombres no seriamos nada?
Protagoras: El fuego, como las artes, son los recursos necesarios para la vida. Sin ellos, el hombre no solo no tendría la posición que ocupa hoy en la naturaleza, si no que estaría a merced de ella, luego entonces debemos estar agradecidos con Prometeo.
Alejandro: Agradecidos por la comisión de un delito Protágoras, robo, ya que si Prometeo no hubiese robado el fuego, bien dices en que condiciones nos encontraríamos, pero ¿y por que los Dioses no entregaron las artes y el fuego por decisión propia si es que tanto les ocupa la existencia humana?
Protágoras: Necesariamente tendríamos que entrevistar a una deidad para que contestara esa pregunta, sin embargo, respecto de los dioses, no tengo los medios de saber si existen o no, ni cuál es su forma. Me lo impiden muchas cosas: la obscuridad de la cuestión y la brevedad de la vida humana.
Alejandro: Pero ¿cómo podemos estar seguros de su existencia o no?
Protágoras: Precisamente por ello es que escribí Sobre los dioses y Sobre el Hades; para tratar de responder a estas preguntas.
Alejandro: Bueno y, ¿A qué conclusiones has llegado?
Protágoras: ¿Conclusiones, dices? No Alejandro, dar conclusiones seria como afirmar categóricamente que conozco la existencia y pensamiento divino y eso no es así; apenas he tratado de dilucidar acerca del devenir humano; y entendiendo como devenir humano el hecho de que la realidad humana nunca ha sido estática, sino todo lo contrario, una corriente dinámica que cambia y que muta, que se adapta a nuevas circunstancias. Luego entonces podemos hablar de un devenir divino, en el que el hombre ha conceptualizado de diferente manera a la deidad. Particularmente creo que nunca hubo una edad de oro o Paraíso, sino que el hombre ha sido un animal que necesariamente tuvo que hacer un acuerdo para vivir en sociedad, y en ese acuerdo, creo, nada han tenido que ver los dioses. Al contrario, el hombre, a través de la sociedad, se ha dado a la tarea de definir que es bueno y que malo. Y la especie humana decide en temas de valores, ética, etc. Un hombre solo tendría muy poco que hacer consigo mismo, de hecho, no le interesarían estos temas.
Alejandro: No te parece que estas siendo iconoclasta.
Protágoras: Si me acusas de romper esquemas y modelos, por el simple hecho de pensar en ellos y de tratar de llegar a una verdad por un camino diferente, debo preguntar entonces ¿romper cual realidad y cual modelo? O mejor dicho ¿el de quién? Ya que me parece que la verdad es para cada uno conforme su sensación y experiencia, luego entonces, cada quien tendría su propia realidad y modelo.
Alejandro: Si entonces cada cabeza es un mundo, con ideas, sensaciones y modelos diferentes ¿Cómo podemos estar seguros de la existencia del ser humano? ¿De la sociedad? ¿De los dioses?
Protágoras: Precisamente, cada quien tendrá un punto de vista diferente a los demás, sin embargo como especie humana, confluimos en muchos de ellos, y es ahí donde nos atrevemos a construir.
Alejandro: ¿De ahí la convención?
Protágoras: Así es, de ahí que cualquier cosa opinable es válida para cada persona.
Alejandro: Pues entonces no veo porque debamos rendirle tributos a Prometeo, mira, para empezar, no tenemos la certeza de la existencia de los dioses; si Prometeo existe es un ladrón y estaríamos enalteciendo un delito; y finalmente ¿para qué ocuparme de asuntos divinos en la tierra si los demás lo experimentaran de un modo diferente?
Protágoras: He ahí precisamente la belleza de la filosofía, no tenemos respuestas únicas y verdaderas, si no meras aproximaciones, con base en nuestro razonamiento. Lo último que te podría decir es que la existencia divina, existe, porque nosotros así lo queremos y lo creemos, ya que los necesitamos para explicar hechos que escapan aun a nuestro entendimiento. Si Prometeo robo, fue para nuestro beneficio y por lo tanto debemos agradecerle, no por ello Platón tiene un altar en su nombre en la Academia y realiza una carrera de antorchas por toda Atenas, para recordar la importancia de este mito. Creo que el mito siempre existirá de una u otra manera, ya que hasta el día en que el ser humano como individuo, como sociedad y como especie alcance el pleno conocimiento y la verdad, éste, siempre tendrá incertidumbres y acudirá a ellos en su ayuda.
Alejandro: Sacrifiquemos entonces un holocausto sagrado[2] en honor de Prometeo, en agradecimiento por habernos permitido usar el fuego y conocer las artes.
Mientras esto sucedía, nuestros jóvenes acompañantes de velada coronaban las crateras de vino y el anciano abatió el cuello de las víctimas, las degolló y las desolló. Se las dividió en cuartos, se las cubrió de grasa por un lado y por otro y corocaronle encima las entrañas crudas; y se les quemo en una pira de madera seca y las rego con una libación de vino rojo. Los jóvenes, al lado suyo, sostenían en las manos asadores de cinco puntas. Y cuando los cuartos consumieronse, probamos las entrañas; y separando el resto en varios trozos, lo dispusieron en los asadores, asándolo cuidadosamente y retirándolo después del fuego. Cuando hubieron concluido este trabajo, prepararon la comida y todos asistimos a ella, y ninguno se dolió en su alma de desigualdad en las raciones.[3]

Bibliografía.

HOMERO, La Ilíada, La Odisea, Obras Selectas, España, Edimat Libros.
PLATON, El Banquete, en La Republica, Diálogos Obras Selectas, España, Edimat Libros.
SABINE, George, Historia de la teoría política, 3ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2006.




[1] Οίνος και αλήθεια (in vino veritas) vino y verdad, de Platón, El Banquete.

[2] Holocausto: del griego holo-todo, cautos-quemar; utilizado en el sentido de ofrenda a los Dioses en la Antigua Grecia.
[3] HOMERO, La Ilíada, La Odisea, Obras Selectas, España, Edimat Libros, p. 40.

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