viernes, 9 de septiembre de 2011

Del, ya valió madres, al, sus pertenencias por favor…

5:22 a.m. del miércoles 7 de septiembre de 2011, la temperatura de la zona metropolitana de la Ciudad de México comienza a bajar debido al frente frió numero quien sabe cual, que se aproxima por las costas del Golfo de México. Con los ánimos del despertar madrugador, me dispongo a abordar el autobús para dirigirme a la cada vez más caótica Ciudad de México, ciudad de tráfico, de olores únicos, de baches y encharcamientos; Ciudad de la esperanza y Capital en movimiento. El conductor-cobrador, recibe el importe correspondiente del servicio a las cuatro personas que abordamos el autobús; encuentro un lugar para sentarme, cosa extrañamente curiosa, ya que casi siempre no hay asientos vacíos. Tomo asiento y cuando estoy apunto de colocarme los audífonos para escuchar un episodio más de Procrastinando, escucho, desde la parte de atrás, a un tipo de no mas de 30 años, con una chamarra enorme y de capucha colocada, gritando: sus pertenencias por favor, esto va a ser muy rápido, no tenemos mucho tiempo…..mientras habla por teléfono diciendo: como voy, como andamos, acá todo bien… y caminando al frente del autobús para decirle al conductor: chofer, no quiero mamadas, te vas despacio y cuando yo te diga te detienes, luego avanzas y te vas, chofer, no quiero mamadas, entendiste. Mientras, desde el fondo del autobús los dos cómplices recogen los objetos de valor que cada uno de los pasajeros va entregando; no escucho gritos ni reclamos, ni de ellos ni de los pasajeros, todo pasa muy tranquilo y en silencio. Los pasajeros se mantienen en sus asientos, inmóviles, listos para entregar lo que ya tienen en las manos: relojes, pulseras, cadenas, anillos, celulares, dinero en efectivo. Tiro al suelo mi ipod, abro mi portafolios y saco un billete de $200.00, lo dejo abierto. Cuando uno de los sujetos llega mi, le entrego el billete y le digo, solo son libros y cuadernos; recibe el billete; pàrate, ¿que traes allí?, me dice, tocando la bolsa delantera izquierda de mi pantalón, mi teléfono, contesto, ¿me lo das? pregunta; no contesto, solo lo entrego. El sujeto con el teléfono y por el cual nunca deja de hablar con su interlocutor, dice: ya nos vamos, ya nos vamos, chofer pàrate aquí, cierras la puerta y te vas, no quiero mamadas. El chofer obedece, abre la puerta, se detiene, los sujetos bajan, cierra la puerta y avanza. Mientras tanto la gente inmóvil, no protesta, no se enoja, algunos ya concilian el sueño otra vez. Durante el asalto, que duro algo así como 5 minutos, pude apreciar un puesto de control policial sobre la carretera, también nos rebaso una patrulla de la policía federal y había dos patrullas municipales estacionadas a los costados de la carretera. Mas adelante, cuando el chofer se detiene para que bajara un pasajero, se acerca un policía con fusil en mano y  dice: buenos días ¿todo bien? El chofer cierra la puerta y continúa con el trayecto.

Se que hay cientos de asaltos todos los días en el área Metropolitana de la Ciudad de México, ya no se diga en el país. Se que hay cientos de actos delictivos que rayan desde lo absurdo y cómico, hasta lo trágico y dramático. Mi asalto pasa a la historia como nada, solo como experiencia. Pero esta experiencia me expone al grado de costumbre al cual nos enfrentamos todos los días. Primero, resulta tan natural que un extraño venga a pedirte tus pertenencias, ya es cosa de todos los días, y un ciudadano común, de a pie, no se les puede enfrentar, además que caso tiene exponer la vida por un par de billetes; segundo, la policía, la que esta para “proteger y servir” ni siquiera capta el momento en que se comete un delito, bueno, quiero pensar eso; pasamos 4 luces rojas y azules, y nada, de hecho una patrulla de la policía federal estaba revisando los documentos que le entregaba el chofer de un transporte de carga. Mmm…

Un acto delictivo, no puede pasar así nada mas por que si y no ser castigado ¿hasta donde llegara nuestro grado de tolerancia? ¿Hasta donde nuestra sorpresa e indignación nos dirán, ya basta? ¿Puede la sociedad hacer algo al respecto, ya que el gobierno demuestra día con día que no puede?

No hay comentarios:

Publicar un comentario