Con
estas palabras el Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, entregó a Enrique Peña Nieto la constancia que lo acredita como
Presidente Electo del país, luego de las elecciones del pasado 1ro de julio.
Elecciones libres,
autenticas y equitativas en términos de la ley y de la Constitución, fue lo que
vieron los Magistrados del Tribunal, luego de analizar cada una de las
cincuenta y dos cajas y dos paquetes, qué la Coalición Movimiento Progresista,
y quien solicitaba declarar no válida la elección, presentó para tales efectos.
Falta de argumentos solidos,
de conocimiento teórico y práctico jurídicos (aún con citas de importantes
autores), lectura balbuceada, detenida y torpe es la impresión que me deja éste
Supremo Tribunal. Cantada, estaba la decisión.
No participo en ningún
partido político, tampoco me identifiqué con ningún candidato en la pasada
elección. Voté por el menos peor, a mi juicio. Por ello critiqué a los cuatro
candidatos por parejo. Que su discurso no se quede en eso, si no que se aplique
en realidad; que no se llenen la boca hablando de democracia, cuando solo la
aplican en beneficio propio; que no se vanaglorien hablando de la construcción
del futuro de México, cuando no hay cimientos en el presente.
No tengo nada personal
en contra de Enrique Peña Nieto. No lo conozco. Conozco su plataforma política,
sus promesas de campaña, su trabajo sexenal en el Estado de México. Más bien le
otorgo el beneficio de la duda. Pero también conozco la historia de su partido
y de las personas que están detrás de él (pecaría de iluso si dijera que
conozco sus intenciones). Habría que hacer una revisión histórica muy completa
para tener una ligera visión de lo que está por venir. El mote de dinosaurio al
PRI, no le viene de a gratis.
Es aquí donde el
asunto me preocupa. Una cosa es lo que ha venido ofreciendo Peña Nieto, y otra,
muy diferente, lo que la cúpula priísta busque en realidad. Los tejes y manejes
del poder. Felipe Calderón busco su legitimidad combatiendo el narcotráfico,
iniciando una guerra poco inteligente y muy criticada ¿Cómo buscará
legitimación EPN? ¿Con una Reforma de medios? ¿Una Reforma educativa? ¿Laboral?
¿Energética? ¿Política? ¿Con un cambio de estrategia en la lucha contra el
crimen?
En 1848, cuando las
fuerzas estadounidenses llegaron a Puebla al mando del general Winfield Scott,
éste fue recibido por el Obispo Pablo Velázquez con vítores y euforia
desbordada (previamente la Iglesia Católica en Puebla, había pedido a los
feligreses recibir con los brazos abiertos a los invasores, formar filas y
abrazarlos al tiempo que lanzaban confetis y las bandas entonaban sus mejores
repertorios).[1]
Hoy, no es muy distinto. La Conferencia del Episcopado Mexicano, ha dado su
venia, su bendición, al nuevo gobierno; y a los feligreses no les queda más
remedio que aceptar los designios de Dios.
Las palabras del Magistrado
Alejandro Luna Ramos retumbaran en esa sala suprema durante los próximos 6
años. Más aún, creo, en sus propios oídos ¿Será que se cura la herida antes de
afilar la espada? Y que… esto sea para el bien de nuestra nación. De cualquier
manera, no queda de otra. Habrá que esperar, por lo menos, otros seis años más.
[1]
CRESPO, José Antonio, Contra la historia
oficial, Edit. Ramdom House Mondadori, México, 2007, pp.145 y ss.